miércoles, 31 de agosto de 2016

La noche del hurto y la Revista Porteña

La noche del hurto es una película de Argentina dirigida por Hugo Sofovich según su propio guion que se estrenó el 10 de junio de 1976 (cuando el Presidente de la Nación era el Gral. Jorge Rafael Videla) y que tuvo como actores principales a Ricardo Espalter, Ethel Rojo, Javier Portales y Mario Sánchez. Tuvo el título inicial de La noche que hicimos el hurto, que fue censurado por las autoridades de la época.

Este film evoca el humor costumbrista y vulgar propio de la Revista Porteña. Su época de oro de la coincidió con la del tango (durante los años cuarenta). La Revista Porteña es un género escénico -teatral- en vías de extinción, proveniente del varieté, el music hall y el Ba Ta Clan.

 La llegada al país de Madame Rasimi en la década del 20 con su Ba Ta Clan de París, modificó el Teatro de Revistas: basta de piernas cubiertas por mallas color carne y menos recato. Las bataclanas enseñaron a las locales a moverse con elegancia, desnudándose “artísticamente” y sonreir en la escena permanentemente.

Este género estuvo caracterizado por el estreno de obras con contenido político, gracias a autores como Luis Bayón Herrera, Manuel Romero, José González Castillo, Roberto Cayol y otros. Épocas en las que las vedettes recibían costosas alhajas dentro de canastos conteniendo flores. En general las revistas eran muy atacadas por la crítica. Francisco Canaro fue figura fundamental en la historia de la Revista, como Marcos Caplán a partir de 1925, año en el que llegó al país Maurice Chevalier, “el Muchacho de París”.

En 1926, las bataclanas francesas causaron furor al actuar con los senos al aire. Famosas estrellas surgieron de la Revista: María Esther Podestá, Sofía Bozán, Libertad Lamarque, Rosita Quiroga, Sabina Olmos, Tita Merello, Tania, Charlo, Ignacio Corsini, Pepe Arias y uno de los máximos bailarines, Tito Lusiardo. En 1929 debutó Josephine Baker, “la Venus de Ébano”, permaneciendo tres meses.

El movimiento militar del 4 de Junio de 1943 impuso una censura rígida que obligó a eliminar los términos lunfardos del tango y modificar los tangos con letras de protesta como “Al pié de la Santa Cruz” y “Dios te salve m’hijo”. En esta década llegaron Blanquita Amaro, Amelita Vargas, Miguel de Molina, Xavier Cugat, Doménico Modugno, Carlo Buti y surgieron José Marrone, Juan Verdaguer, Adolfo Stray, Dringue Farías y la imponente Nélida Roca, la vedette más espectacular, que no sabía cantar ni bailar, pero estaba ahí. Fue llamada “la Venus de la calle Corientes”. Rechazada por un importante sector de la sociedad “La Revista” encabezó las recaudaciones demostrando su atracción en las noches de aquél Buenos Aires que se fue.